Hace ya
muchos años que leí la obra “Thérèse Raquin” una de las
primeras obras del escritor francés Émile Zola
que dio inicio al Naturalismo francés.
En días pasados encontré entre los cuadernos
de mi hija, el libro que hace mas de 20 años hizo que leyera con verdadera fruición
y casi desconcierto. Sin ninguna duda es una historia que muestra el rostro
crudo e inhumano de la pasión humana. Recuerdo cuando aquello que con inquietud
seguí toda la trama de los personajes con bastante interés.
La
joven Therese que es “obligada” a casarse
con su primo Camille. Luego el rencuentro de Therese con Laurent (un amigo de
la infancia) y la relación pasional entre los dos a espaldas de su esposo. La planificación de ambos en
matar a Camille, el asesinato de éste y los cambios en la relación de la pareja
a partir de este hecho. Lo descarnado y realista de las circunstancias y la
forma de describir los sucesos hacen que Emile Zola se convierta
indiscutiblemente como el pionero del movimiento naturalista en Francia.
La
trama constituye una obra emocionante, de expectativas, con rasgos de morbo,
amor, pasión, y finalmente odio. El espíritu de Camile se coloca entre la
pareja cada noche, cuando van a descansar a su alcoba y acaba provocando en
ellos el consiguiente asco y rechazo. Finalmente,
como era de prever, la situación se hace insostenible y la rabia y el despecho
hace que ambos piensen en la idea del asesinato. Sin embargo al darse cuenta
que cada cual pensaba lo mismo, deciden y quitarse la vida los dos, bebiendo un
veneno de efecto rápido.
Lo que es extraordinario de este libro además de
la trama surrealista es la descripción genial del autor, en cuanto a
sensibilidad humana que va desde los más altos y puros sentimientos hasta los más
bajos, y denigrantes estados de afecto.
A
pesar de los encontrados pensamientos que este libro pueda despertar,
indudablemente es una obra maestra aún en la literatura moderna. Y recomendado
su lectura a todas luces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario